Se ha comprobado que al acercar una linterna encendida al vientre materno, los futuros bebés tapan sus ojos en respuesta a un estímulo que les resulta molesto, que sería la luz. Por tanto, si son capaces de expresarse visualmente, también lo harán auditivamente, pudiendo obtener con ello sensaciones placenteras.
El oido de los embriones aparece a los 22 días de gestación y madura al quinto mes de embarazo. Desde este momento empiezan a escuchar los latidos del corazón, movimientos intrauterinos, la voz materna y sonidos exteriores como, por ejemplo, la música.
Es recomendable ponerles música a los bebés antes y después de nacer por diversas razones y beneficios como los siguientes:
- El recién nacido, al oir la música que escuchó prenatalmente, come más, duerme más y llora menos, porque con ello, se han creado vínculos afectivos, positivos, a través del amor y la música.
- La música, seleccionada cuidadosamente, promueve la inteligencia musical y tiene un efecto tranquilizador.
- La formación de la personalidad se empieza a desarrollar a través de la música.
- Ayuda a potenciar la memoria, la creatividad, concentración...
- Aumenta su coordinación, la habilidad matemática, acelera y facilita el aprendizaje de idiomas.
- Refuerza las emociones y las relaciones familiares e interpersonales.
- Es una introducción al aprendizaje musical que además tranquiliza e intensifica el contacto físico y emocional entre los padres, el bebé, y otros hijos.
Por estas y por más razones, habría que pensar que la música nos va a beneficiar en todos los sentidos, incluso antes de nacer, y por ello empujar a las futuras mamás a que eduquen en buena parte a sus hijos desde unos aprendizajes musicales.
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